lunes, 24 de diciembre de 2012
Happy New Year
Dieciocho años después de ver el mundo por primera vez, ahora éste se me antoja extraño, diferente, y oscuro. Llega un momento en la vida de todo mortal en el que debemos plantearnos de nuevo nuestras metas. Acaba ese periodo de la vida en el que todo es perfecto,las preocupaciones se cuentan con los dedos y se sufre por un suspenso, no por un corazón roto. Ahora es cuando nos toca abrir los ojos de par en par y estar preparados para saltar. Crees saber qué es lo que te llena, crees entenderlo todo, crees que tomas las decisiones correctas. De repente tu mundo se cuelga de una rama y se voltea todo lo que hay en él: la amistad, las aspiraciones, la familia, las relaciones, los sueños, las prioridades. El orden que meticulosamente habías diseñado desde primaria se altera, la lista de "cosas que hacer cuando llegue a la universidad" se vuelve tan inútil que optas por romperla en mil pedazos. Ya no sabes que quieres, ni que haces, ni quien eres. Toca empezar de nuevo, pero ahora necesitas mucha más fuerza y figuras en las que apoyarte para convertirte en la persona que siempre has querido ser. Buscas entre tus recuerdos que fue aquello que te definió durante tanto tiempo, cuál era la base de tu ser, pero solo encuentras un poco de purpurina, tres cartas y las letras de unas cuantas canciones. Ya no es suficiente, ahora el mundo y la vida son algo real, un lugar en el que debes sentirte a gusto, porque al fin y al cabo, vas a pasar en él la mayor parte de tu vida.
martes, 30 de octubre de 2012
The Holliday
Os recomiendo que escuchéis esta canción, darle al play justo antes de empezar a leer. Disfrutar de la experiencia.
Hay momentos en la vida, en los que jóvenes o viejos, nos planteamos mil posibilidades. Cómo sería el mundo si no estuviéramos, si de repente un día desapareciésemos, ¿el mundo nos echaría de menos?
The Holliday - Maestro
Hay momentos en la vida, en los que jóvenes o viejos, nos planteamos mil posibilidades. Cómo sería el mundo si no estuviéramos, si de repente un día desapareciésemos, ¿el mundo nos echaría de menos?
Suelo imaginar que me desvanezco entre las sombras, y desde
lo alto observo, dejo caer mi mirada hacia el suelo, y me detengo. ¿Y si todo
cambiase por una persona? ¿En realidad es cierta esa frase? ¿Somos el mundo
para una persona?
Imaginemos que nos marchamos, solo por un día, amanecería
soleado, así es, una bonita mañana de primavera, ¿alguien sentiría nuestra
ausencia? Estoy segura de que existiría al menos una persona, que empapelaría
las calles, que removería cielo y tierra para encontrar a cada uno de nosotros,
de los que hemos decidido difuminarnos con el aire para intentar aprender de
nuestra vida, del rumbo que toman nuestras acciones y descubriríamos en solo 24
horas lo magnífica que hace nuestra presencia a otros, la ayuda que aportamos a
este desconsolado mundo y los ojos que llenaríamos de lágrimas solo con no
estar. Lo harían, ya lo creo que lo
harían, reinventarían un ser parecido a nosotros, buscarían en otras personas
aquello que nos hacía únicos y que solo nosotros sabíamos aportarles, pero con
el tiempo descubrirían que esa esencia que impregnaba nuestra alma, que nos
hacía ser quienes somos no estaría enterrada en ningún lejano jardín. Porque somos
ideales y somos seres importantes, relevantes a nuestra manera, irremplazables.
Cada uno de nosotros poblamos la tierra y los corazones de
aquellos que nos rodean, muchos, pocos, los que sean pero de ninguna manera
debemos dudar que: "Podremos ser solamente una persona para el mundo, pero
para una persona, nosotros somos el mundo, su mundo."
Witness
Somos seres impredecibles.
Ante determinadas circunstancias que nos regala la vida reaccionamos
de manera racional, predecible. Son esos momentos, esas escenas con las que
chocas de frente, demasiado cerca, las cuales te dejan sin aliento, sin oído,
sin habla.
En las que tu corazón salta e intenta correr más deprisa que
tus pies, que huyen despavoridos de la “escena del crimen”.
No somos personas de fiar, sí, nosotros, esos que huimos,
que no recapacitamos, que sentimos aquello que nuestros ojos ven sin
procesarlo, sin meditarlo.
Nosotros, empáticos, que sentimos con el corazón lo que
observamos con la mirada y dejamos correr nuestra imaginación, hasta creernos
lo imaginado. Eso es terror, pánico. Pies inmovilizados, cerebro seco, aliento
mudo, solo esos ojos, ojos por los que descubrimos el mundo con cuyas escenas
nos identificamos tanto que vivimos en primera persona aquello que otros como
espectadores observan desde la grada.
jueves, 4 de octubre de 2012
Undoubtedly
Hay una frase a la que muchos recurren que dice así “no
sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Somos seres egoístas que no
ofrecemos la atención que merecen a esas cosas que se han vuelto tan comunes,
tan normales que las damos por hecho. Pero hay días, esos días, en los que mágicamente
todos los sentimientos vuelven a ti, y recuerdas. Es como si viviéramos ciegamente
cada minuto, pero por un segundo se hiciese la luz, y recordáramos lo bello que
es lo que ven nuestros ojos. Días así en los que sientes querer abrazarle hasta
estallar, que incluso se queja de que le aprietas demasiado y tú sonríes y le abrazas
aun más fuerte porque en ese momento lo único que persigues es el latido de su
corazón. Que agarras esa mano que te sostiene día a día, siendo consciente de
que es suya, de su suavidad, de su firmeza. Que le besas como si no hubiera
mañana, porque sabes que puede que al día siguiente la ceguera haya vuelto. Y así
sus labios se muestran lo suaves y carnosos que son en realidad, como si los
cubriese un velo, y ese velo se hubiese desintegrado permitiéndote notar su
calidez. Días en los que te das cuenta de que realmente se puede hablar con los
besos, que puedes decirle cosas, y se lo dices todo. Le dices que le quieres,
mil veces, dos mil, las que haga falta para que se entere, para que sus oídos se
llenen con esa frase y no sea capaz de escuchar nada más, y cuando te dice que
ya lo sabe, tu le miras e insistes porque para ti es como si acabases de
descubrirlo, como si fuera la primera vez que esas palabras salen de tu boca y
abres los ojos sorprendida de ti misma y de la capacidad tan grande que tiene el
ser humano para amar…
Indudablemente, deberíamos recapacitar, indudablemente
deberíamos valorar e indudablemente deberíamos cambiar esa frase por algo
como: “no sabes lo que tienes hasta que lo tienes”.
Por eso, indudablemente, se que le quiero.
Metamorfosis
Sin duda alguna buscamos en la vida un algo que nos llene. La
vida es básicamente esa búsqueda incesable que nos permite sentirnos vivos,
dueños de nosotros mismos y en armonía con nuestro yo más irracional. Hay personas
que buscan durante años, esas personas inconformistas o desafortunadas que aun
se sienten perdidos, que van mudando de traje, de forma, de ser, porque en
ninguna de esas formas se sienten como en casa, todos son lugares fríos y
vacios, carentes de emociones, superficiales. Nuestro interior es dócil,
maleable, capaz de adaptarse a cualquier situación, capaz de seguir nuestras
ordenes, camaleónico. Y por eso, hay momentos en los que nos cansamos y
comenzamos a investigar, ¿cómo sería si…? Y descubrimos que ese nuevo yo nos encanta,
y nos sorprende día a día porque ni nosotros mismos sabemos de lo que somos
capaces. Este juego se prolonga a veces, demasiado para mi gusto, hasta que
llega el día en que ni nosotros nos reconocemos, porque nos hemos convertido en
otra persona, alguien completamente diferente, alguien que no nos representa,
ajeno y desconocido; que ha tomado las riendas y que nos dirige como a una
marioneta cuyas cuerdas, por imposible que nos resulte admitir, tejimos
nosotros mismos.
martes, 2 de octubre de 2012
Renglones torcidos
Un mundo del revés. Nada es normal. Nada es lo que parece. La inteligencia y la locura se dan la mano. El mundo se divide en dos ¿quién es el listo? ¿Quién es el tonto? ¿Quién el delincuente? ¿Quién el psicópata?
Unos dicen desobedecer la ley por necesidad, otros por placer y los últimos no saben que es la ley. Pero siempre se ha dicho que los niños y los locos son los únicos que dicen la verdad. Entonces, podemos decir que ellos son los únicos que conocen la realidad; y aquí comienza mi dilema: ¿quiénes son los verdaderos trastornados? Unos que por desgracia o por fortuna han quedado mentalmente fuera de combate y su conciencia solo sabe una verdad; otros cuya sociedad les ha involucrado en el combate y su mente no sabe distinguir el bien del mal...
¿Quienes son los verdaderos locos? aquellos renglones torcidos, aquellas faltas de ortografía que cometió Dios; o aquellos otros que por voluntad propia han torcido sus vidas para evitar ser ellos mismos.
En fin, una vez alguien describió la locura como el conflicto entre el "yo" real y el "yo" deseado; ¿quién no conoce a un "clínicamente sano" que haya pretendido ser alguien que no es y que por el contrario desearía ser? Por lo tanto, ¿se les.- Perdón: se nos podría denominar locos? ¿Quiénes son los verdaderamente sanos? ¿Alguien se ha detenido a pensarlo?
Ellos conocen la verdad, nosotros, simplemente la inventamos.
Posdata te quiero
Ocho letras, dos palabras. Separadas:
una función, unidas: un mundo.
Pero el sentido todos lo tenemos muy claro, porque, al fin y al cabo, seas como seas, alguien te lo ha dicho alguna vez en tu corta vida.
El problema aparece cuando descubrimos que lo que en realidad no entendemos es su verdadero significado, su utilidad, su importancia.
Ya no sabemos distinguir el momento, el modo, o el sentimiento.
Todo se ha vuelto abstracto y se enreda perdiendo el sentido.
Antes solo con una mirada esa sutil frase se perdía en el aire, sin necesidad de confirmaciones o falsas promesas.
Ahora se ha vuelto tan común en nuestras vidas que nuestros oídos ya no se alteran cuando la intuyen en la boca de otro, ya no tiembla, ya no se estremece, porque ha perdido la fuerza, porque ha perdido el valor.
Y todo únicamente porque se ha gastado, mejor dicho, se ha desperdiciado. Ya no sabemos utilizarla, confundimos todo, incluso a las personas; personas que puede que ni se lo merezcan.
Y por muy triste que parezca, llegamos a la conclusión de que aquella mítica frase de Sinatra: "by saying something stupid like I love you", ha adoptado su sentido más literal.
Pero el sentido todos lo tenemos muy claro, porque, al fin y al cabo, seas como seas, alguien te lo ha dicho alguna vez en tu corta vida.
El problema aparece cuando descubrimos que lo que en realidad no entendemos es su verdadero significado, su utilidad, su importancia.
Ya no sabemos distinguir el momento, el modo, o el sentimiento.
Todo se ha vuelto abstracto y se enreda perdiendo el sentido.
Antes solo con una mirada esa sutil frase se perdía en el aire, sin necesidad de confirmaciones o falsas promesas.
Ahora se ha vuelto tan común en nuestras vidas que nuestros oídos ya no se alteran cuando la intuyen en la boca de otro, ya no tiembla, ya no se estremece, porque ha perdido la fuerza, porque ha perdido el valor.
Y todo únicamente porque se ha gastado, mejor dicho, se ha desperdiciado. Ya no sabemos utilizarla, confundimos todo, incluso a las personas; personas que puede que ni se lo merezcan.
Y por muy triste que parezca, llegamos a la conclusión de que aquella mítica frase de Sinatra: "by saying something stupid like I love you", ha adoptado su sentido más literal.
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